jueves, 6 de febrero de 2014

HOY...

Ya esta acabándose el día y no  te he dicho  "te quiero".
 lo he gritado muchas veces y no siempre fue en silencio.
 lo primero que yo vi, porque al perro no le cuento.

Fue a un gatito chiquito de rallas grises y negro,
al verlo sonreí, dije ¡Tesoro, cuanto te quiero!
Yo te lo decía a ti, pero el no debía saberlo,
me siguió durante un rato, saltando por los aleros.

Parándome le despedí, diciéndole eres muy bello,
 me despertó la ternura y riendo le lance un beso.
No me importo quien miraba, tras las ventanas con velo.

Después vi a tres limones , que luchaban con el viento
 ganaron la batalla, pues ahí siguen bien sujetos.
Y como sé que te gustan, sonriendo dije ¡Te quiero!

Levante la vista al cielo, con nubarrones muy feos
no quería que tu los vieras, hoy no harían de mensajeros.

Luego me encontré una imagen que venia de otro tiempo
una viejita enlutada de la cabeza hasta el suelo,
el cuerpo muy encorvado, la cara bajo el pañuelo
zapatillas de espuma negra, tostadas por el brasero,
 una mano la garrota, del brazo colgaba un cesto.

Pregunte si la ayudaba: no hija no llevo peso.
Y yo quise que la vieras, compartir ese momento
por que eso ya no se ve, por mucho que esto sea un pueblo.

Cuando salia del trabajo, gotas bajaban del cielo
lo hacían, como sin ganas, discutiendo en el proceso
parecían jovencitas obligadas a un paseo
yo estuve hablando con ellas, y por eso te lo cuento.

 Allí arriba se enfadaron y las compuertas de abrieron
goterones por legiones guerreros de un aguacero.
Yo comencé a correr y riendo grite ¡Te quiero, te quiero!
Me entraron ganas de bailar, abrazarte, comerte a besos.

Ya acabo con esta carta, eso es, aunque parezcan versos
sin métrica ni rima, lo escribí como salieron.

Sé que aunque las palabras cuentan, 
lo que importan son los actos,
Seguro ya tienes empacho, 
mas, no quise acabar el día, sin decirte: ¡Te amo!