Que a tus labios siempre les lluevan besos
como pétalos que escapan de un sueño.
Un día despierto (quita ese ceño)
a tus labios irán otros traviesos.
En tus ojos, los suyos caen presos
su mirada dirá, tú eres mi dueño.
Los cuerpos se abrazan con mucho empeño
se escuchan suspiros de amor confesos.
La luna que asoma por tu ventana
mira sonprendida hacia la almohada
tirada en el suelo tras la jarana.
Los amantes fueron tanto al nirvana
se les hizo corta la madrugada
y aún se están amando por la mañana.