La primera fue la piedra
siguió un árbol muy fino.
Después llego una quijada
el arma que uso un hermano,
cuenta la historia hace siglos.
Los machetes las navajas
armas blancas con su filo,
que dieron paso a pistolas
certeras, tan solo un tiro.
Pero la sangre es la misma
esta no mana de un río
es roja y quizás no lava
odio nacido de instintos.
Mas hay quien en su poltrona
desde un despacho muy limpio
se basa en estadísticas,
comienza a mover los hilos.
Usted señor de la guerra
de corbata y traje fino
por una vez yo quisiera
que bajase de su olimpo.
Que fuera usted esa "pieza"
que se enfrentara a los tiros,
los zapatos se le embarran
ya siente el hambre y el frío.
Que mirándole a la cara
a esa madre sin sus hijos,
le explicara las ganancias
de una guerra sin sentido
No es una guerra por tierras
ni en defensa de un peligro.
No les cuadraban las cuentas
en barriles de oro liquido.