Le gustaban los claveles
a mi también, no te pienses.
Decía que con mirarlos
te contagian su alegría.
Y es que ella tuvo tan poca
desde que yo entré a su vida.
Si yo fuera una buena hija
en un día como el de hoy,
tendria que dejar su tumba
como un jardín de Sevilla.
Sí, claveles tendrá claveles
se me revuelven las tripas,
han pasado veintiocho años
aún supura la herida.
Te fuiste hace tanto tiempo
cuando ni veinte tenia,
no te lo estoy reprochando
tu vida era una agonía.
Desde entonces he pensado
que tu edad no pasaría
cruzaré fuerte los dedos
aún me quedan unos dias.
Ya por mucho que viviese
no me queda media vida
tantas cosas por hacer
¡He de ponerme las pilas!